Celebran la restitución de la espada del Coronel Manuel Álvarez Prado a Tilcara
La espada junto a la gorra militar del Coronel están en la actualidad en manos de la Legislatura que ya definió que pronto serán enviados a Tilcara.
En un esfuerzo por preservar la memoria de uno de los héroes de la independencia argentina, la familia del Coronel Manuel Álvarez Prado celebra la restitución de su espada y su gorra militar a su tierra natal, Tilcara, después de un largo recorrido que atravesó varias generaciones.
Ambos objetos históricos, cargados de simbolismo, han tenido un viaje casi cinematográfico a lo largo de las décadas, con la familia siempre buscando su regreso al pueblo donde el Coronel y su familia vivieron. La espada y la gorra militar fueron protagonistas en las luchas por la independencia que se libraron en nuestro suelo y después de muchos años están prontos a volver a su tierra.
El Coronel Manuel Álvarez Prado, nacido en Tilcara en 1786, fue una figura clave en la lucha por la independencia de Argentina. Su legado, que se mantuvo vivo por sus descendientes y es hoy un recordatorio del sacrificio y la valentía que caracterizaron a los revolucionarios de la época. En particular, su chozno, Luis Martín Álvarez Prado, es un ferviente defensor de la memoria de su antepasado, abogando incansablemente por el regreso de la espada y la gorra militar a Tilcara.
En diálogo con El Tribuno de Jujuy, Luis Martín, quien lleva en su rostro la huella de ese pasado glorioso y heroico de las familias de nuestra quebrada de Humahuaca, compartió la larga historia de búsqueda de estos objetos tan queridos para toda la familia.
La espada y la gorra militar del Coronel Álvarez Prado estuvieron en su familia por varias generaciones. Su abuela, Urbana Heredia, la recibió de manos de la nieta del Coronel Álvarez Prado, quien le encomendó heredarlos al último de sus hijos. Urbana guardó el preciado objeto por mucho tiempo hasta que uno de sus hijos mayores lo solicitó a modo de préstamo para llevarlo a las galerías del Museo Lavalle con el fin de ser exhibido. Tras varios años y ante la remodelación del museo, la espada volvió a manos del hijo de Urbana, quien se la cedió a un restaurador oriundo de la provincia de Córdoba para que la acondicionara. Pasaron muchos años y el rastro de la espada se debilitó, el hijo de Urbana falleció y no hubo forma de encontrarla.
La hija menor de Urbana, Virginia Gil Heredia, quien debía ser la heredera de la espada y la gorra, acompañó a su madre en la búsqueda del objeto. Aunque pasaron los años y no lograron que retornara a Tilcara, ambas legaron la tarea a Luis Martín Álvarez Prado. Tras el fallecimiento de ambas, y con todo un pueblo que sabía de la búsqueda, se recibió el dato de que una persona estaba intentando vender ambos objetos a algún coleccionista. Este rastro también fue seguido sin éxito. Finalmente, este año, se conoció a través de los medios de comunicación que la espada y la gorra habían sido donadas a la Legislatura provincial.